domingo, 15 de mayo de 2016

El verdadero Diego



Todos, en cierto momento, hemos oído hablar de la vida y obra de Diego Rivera, muralista mexicano reconocido internacionalmente por plasmar en sus obras alto contenido social, además de poseer una técnica pictórica exquisita. Varias de sus creaciones se pueden apreciar en edificios públicos, tanto en México como en el mundo.

Pero Diego no solo es reconocido por sus trabajos, sino también por sus diversos escándalos amorosos, quizá el más difundido sea con la también pintora mexicana Frida Kahlo, sin embargo, este no es el caso, en esta ocasión hablamos de quien fuera su primera esposa y madre del único hijo de Diego Rivera.

Angelina Beloff fue una pintora rusa, quien se exilió en París y después en México, donde desarrolló la mayor parte de sus trabajos, aunque las obras han sufrido la carencia del reconocimiento, quizá por la sombra de Diego o por la de sus múltiples esposas y probablemente solo pasa a la historia por haber sido la primera pareja del pintor.

El papel que jugo Angelina en la vida del muralista no ha pasado desapercibido ante los ojos de Elena Poniatowska, que tras documentarse para escribir un prólogo de la novelista Lupe Marín, considerada la primera esposa de Diego, se percató de la fascinante presencia de Beloff en un libro escrito por Bertram Wolfe titulado La fabulosa vida de Diego Rivera.

Es por eso que este personaje atrapó de manera inmediata a Poniatowska, quien finalmente tuvo la osadía de escribir Querido Diego, te abraza Quiela un libro pequeño en el que recrea la relación tormentosa entre Rivera y Beloff.

La novela está formada por 12 cartas, todas inventadas por Elena a excepción de la última, que originalmente se encuentra en el libro de Bertram Wolfe. Angelina le envió esta misiva a Diego Rivera cuando ella se encontraba en París y después de que la había abandonado tras 10 años de relación.

En este libro, Poniatowska plasma la verdadera identidad de Diego Rivera, adentrándose casi hasta las entrañas de una mujer que vivió los amargos sinsabores del amor, la pobreza tanto económica como sentimental y dejando al muralista como un verdadero monstruo, falto de sensibilidad, afecto, compasión, un verdadero ser sin alma.

Es mujer que vive aferrada a la esperanza de un día volver a ver a su amado, un sentimiento que tarda en desaparecer o que tal vez nunca lo perdió. Una esposa eclipsada por la creatividad e ingenio de su marido, una adoración indescriptible que a cambio recibió todo el dolor en el corazón y la miseria que un hombre puede causarle a la mujer.

Cabe señalar que las cartas abarcan nueve meses, factor simbólico ya que son nueve meses de gestación de algo, Poniatowska marca a este libro como una novela femenina por donde se mire.
   
 Al lector le dejarán un amargo sabor estas cartas ficticias, que con el pasar de las páginas nos acercan cada vez más a Angelina. Una historia de amor con esperanza sin motivos, en la que nosotros, como espectadores, no hacemos más que repetirnos que lo olvide y cambie su vida, en la que sentimos coraje, impotencia y un profundo dolor por este amor encaprichado. Pero en la obra queda grabada una pregunta en el posdata de la última carta,  que pareciera no decir nada, pero lo dice todo; ¿Qué opinas de mis grabados?, una pregunta que alberga tantas respuestas y que sin más murió siendo retórica.

Escrito por. Gerardo Antonio 

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