Todos,
en cierto momento, hemos oído hablar de la vida y obra de Diego Rivera,
muralista mexicano reconocido internacionalmente por plasmar en sus obras alto
contenido social, además de poseer una técnica pictórica exquisita. Varias de
sus creaciones se pueden apreciar en edificios públicos, tanto en México como
en el mundo.
Pero
Diego no solo es reconocido por sus trabajos, sino también por sus diversos
escándalos amorosos, quizá el más difundido sea con la también pintora mexicana
Frida Kahlo, sin embargo, este no es el caso, en esta ocasión hablamos de quien
fuera su primera esposa y madre del único hijo de Diego Rivera.
Angelina
Beloff fue una pintora rusa, quien se exilió en París y después en México,
donde desarrolló la mayor parte de sus trabajos, aunque las obras han sufrido
la carencia del reconocimiento, quizá por la sombra de Diego o por la de sus
múltiples esposas y probablemente solo pasa a la historia por haber sido la
primera pareja del pintor.
El
papel que jugo Angelina en la vida del muralista no ha pasado desapercibido
ante los ojos de Elena Poniatowska, que tras documentarse para escribir un
prólogo de la novelista Lupe Marín, considerada la primera esposa de Diego, se
percató de la fascinante presencia de Beloff en un libro escrito por Bertram
Wolfe titulado La fabulosa vida de Diego
Rivera.
Es
por eso que este personaje atrapó de manera inmediata a Poniatowska, quien finalmente
tuvo la osadía de escribir Querido Diego,
te abraza Quiela un libro pequeño en el que recrea la relación tormentosa
entre Rivera y Beloff.
La
novela está formada por 12 cartas, todas inventadas por Elena a excepción de la
última, que originalmente se encuentra en el libro de Bertram Wolfe. Angelina
le envió esta misiva a Diego Rivera cuando ella se encontraba en París y
después de que la había abandonado tras 10 años de relación.
En
este libro, Poniatowska plasma la verdadera identidad de Diego Rivera,
adentrándose casi hasta las entrañas de una mujer que vivió los amargos
sinsabores del amor, la pobreza tanto económica como sentimental y dejando al
muralista como un verdadero monstruo, falto de sensibilidad, afecto, compasión,
un verdadero ser sin alma.
Es
mujer que vive aferrada a la esperanza de un día volver a ver a su amado, un
sentimiento que tarda en desaparecer o que tal vez nunca lo perdió. Una esposa
eclipsada por la creatividad e ingenio de su marido, una adoración indescriptible
que a cambio recibió todo el dolor en el corazón y la miseria que un hombre
puede causarle a la mujer.
Cabe
señalar que las cartas abarcan nueve meses, factor simbólico ya que son nueve
meses de gestación de algo, Poniatowska marca a este libro como una novela femenina
por donde se mire.
Al
lector le dejarán un amargo sabor estas cartas ficticias, que con el pasar de
las páginas nos acercan cada vez más a Angelina. Una historia de amor con
esperanza sin motivos, en la que nosotros, como espectadores, no hacemos más
que repetirnos que lo olvide y cambie su vida, en la que sentimos coraje,
impotencia y un profundo dolor por este amor encaprichado. Pero en la obra
queda grabada una pregunta en el posdata de la última carta, que pareciera no decir nada, pero lo dice
todo; ¿Qué opinas de mis grabados?, una pregunta que alberga tantas respuestas
y que sin más murió siendo retórica.
Escrito por. Gerardo Antonio
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